En New Brand tomamos una decisión clave desde el primer día: trabajar en remoto. No fue una medida temporal ni una reacción a una moda. Fue una elección consciente, estratégica y alineada con nuestra forma de entender el trabajo, la responsabilidad social corporativa y el impacto que queremos generar.
Mientras muchas empresas han vuelto a las oficinas o mantienen modelos híbridos, nosotros creemos firmemente que trabajar en remoto no solo es posible, sino deseable. No tener una sede física no es un obstáculo, sino una ventaja competitiva que ha marcado nuestra cultura y nuestra manera de hacer las cosas.
En nuestro caso, trabajar en remoto no responde a una necesidad técnica ni a una limitación presupuestaria. Nuestro CEO Jonathan Lluch lo tuvo claro desde el primer día, lo hacemos porque creemos que es lo más coherente con los tiempos que vivimos. El talento ya no necesita estar en una ciudad concreta ni encerrado en un espacio fijo para rendir. Lo importante es la conexión entre personas, no entre escritorios.
Nuestra base de operaciones está centrada en Alicante (España) pero tenemos a miembros del equipo en varios países y eso no dificulta nuestra labor.
Nuestra estructura está diseñada para colaborar desde cualquier parte del mundo, sin perder eficiencia, compromiso ni calidad. Y eso nos ha permitido construir un equipo diverso, flexible y capaz de adaptarse a las necesidades de cada cliente sin las barreras de la geografía.
Impacto ambiental: una RSC que empieza por casa
Desde una perspectiva de responsabilidad social corporativa, trabajar en remoto tiene un valor incalculable. Al no tener oficinas físicas, reducimos de forma directa nuestra huella de carbono. No generamos desplazamientos diarios, no consumimos recursos en espacios innecesarios y no contribuimos al tráfico ni a la contaminación urbana.
Creemos que una empresa comprometida con el medio ambiente no puede limitarse a plantar árboles o lanzar campañas verdes. La sostenibilidad empieza en la forma en que decidimos organizarnos. Y trabajar en remoto nos permite contribuir, de forma real y diaria, a un modelo económico más consciente.
Otra razón clave por la que hemos decidido trabajar en remoto es la eficiencia económica. Al prescindir de oficinas, reducimos gastos que no aportan valor directo al cliente: alquileres, suministros, mantenimiento o mobiliario. Esa eficiencia se traduce en precios más justos, inversión en talento y mayor agilidad operativa.
Además, fomentamos una cultura de autonomía, confianza y responsabilidad. Cada miembro del equipo gestiona su tiempo con libertad, lo que mejora la conciliación, reduce el estrés y potencia la productividad. No creemos en el presentismo. Creemos en los resultados.
En un entorno B2B en el que trabajamos con empresas de distintos países, trabajar en remoto es también una ventaja estratégica. Nos permite adaptarnos a diferentes husos horarios, realidades culturales y formas de trabajo. No estamos limitados por una sede, sino potenciados por la diversidad y la flexibilidad.
Las herramientas digitales nos permiten colaborar en tiempo real, compartir ideas, revisar proyectos y mantener una comunicación constante. Lo que antes requería una sala de reuniones hoy se resuelve con una llamada bien enfocada y un tablero compartido.
¿Y si mañana quisiéramos tener oficina?
No la necesitamos. Nuestro modelo está pensado para funcionar sin un lugar físico. Y si algún día decidimos reunirnos todos, lo haremos con propósito, no por obligación. Porque el trabajo en equipo no depende de una dirección postal, sino de la calidad de las conexiones humanas.
En New Brand creemos que el futuro del trabajo no pasa por grandes edificios con logos en la entrada. Pasa por proyectos con sentido, personas con talento y estructuras ágiles que sepan adaptarse. Trabajar en remoto es, para nosotros, una forma de ser coherentes con lo que decimos y hacemos. Una forma de cuidar del planeta, de nuestro equipo y de nuestros clientes.
